Te despiertas hoy. No dormiste bien. Aún es de madrugada, las cinco o las cuatro. No puedes saberlo, no tienes un reloj. Quieres hablar con alguien o escucharte a ti mismo, ni tú mismo lo sabes. Sientes un vacío oscuro, un silencio desesperado y una soledad que te acompaña fielmente...otra vez. Hay esa sensación como cuando un niño se levanta a medianoche y no encuentra a nadie y se siente traicionado. No hay nadie, sólo libros y pedazos de papel donde se escribe cualquier cosa excepto poemas. Enciendes tú laptop, entras a ese link donde esta esa canción, Will You Still Love Me Tomorrow, y escuchas la voz de Amy Winehouse. Te estremeces, hay algo de alivio. No es un día cualquiera. Son esos días que tienes miedo de ti, de ser demasiado curioso, o imbécil, y cruzar la línea, la línea que separa la vida de la muerte. Hay alguien que husmea tus pasos. Tomas una vaso de agua. Sientes el fluir del tiempo, la vorágine que asciende y asciende. Hay silencio a pesar que hay una voz trémula que traspasa todo. Hay silencio. Hay todo y no hay nada. Sales a caminar en las calles de la ciudad. Hay frío y silencio y algunos taxis. Todo está oscuro. El pavimento es gris y el cielo es una bovedad misteriosa. Caminas. No tienes un rumbo. Sólo quieres salirte de ti mismo, escapar. Hay algunas estrellas, pero en realidad no hay estrellas, sólo es un espectro celestial, urbano, jodido. Luchas contigo mismo, contra el vacío, el fluir del tiempo y la nada. Quieres comprender lo incomprensible. Nada te detiene. Caminas, caminas...o sueñas.
“A propósito del sueño, esa siniestra aventura de todas nuestras noches, debemos decir que los hombres se van a la cama diariamente con una audacia que sería incomprensible si no supiéramos que es el resultado de la ignorancia del peligro.” (Charles Baudelaire)
Raro y bello, y mientras mas raro, mas bello.
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