viernes, 30 de octubre de 2015

LOS EXTRATERRESTRES ME LLEVARON A SU PLANETA


PRELEGÓMENO

Mi primer encuentro con la poesía fue en la niñez gracias a la biblioteca de papá. Una biblioteca que tenía cierta apariencia amigable y, hasta cierto tiempo, ignota. Prefería un día de lecturas que aburrirse en la escuela. En ese momento no tenía ni la mínima idea de lo qué es poesía(y hoy tampoco) pero hay que tomar con cuidado eso de tener una idea sobre la poesía. Me gustaba recitar versos, sí. Recitar versos en voz alta para escucharlos sumergido en la completa soledad de mi habitación(aún lo sigo haciendo). Me gustaba escribir algo al que podía etiquetar como poemas. Pero eso era todo y era todo para mí. Sólo percibía ese algo que no sabía explicar. No importaba. Era mejor así. Y todo eso era, sin embargo, suficiente, mágico, extraterrestre...

...escribo, los leo y los quemo porque algo que se creó a partir del  fuego debe regresar al fuego...

X FILES

El primer encuentro extraterrestre fue, específicamente, con los (ex)intraterrestres César Vallejo y Juan Ramón Jiménez. Había mucho de extraterrestres en esos seres y, al mismo tiempo, mucho de terrestre. Quizás seres híbridos y alados. Tiempo después vinieron toda una legión de seres exóticos y salvajes. Voy a nombrar algunos. Aparecieron los poetas malditos con toda su artillería de exploración y un imperecedero ser llamado Walt Whitman. La vida de Shelley me pareció una verdadera poesía. Novalis me sumergió en su universo in-tem-pes-ti-va-men-te. Antonio Machado te podía llevar a un universo sereno y dinámico al mismo tiempo(no hay contradicción). San Juan de la Cruz puede llevarte a la completa locura a causa de convivir con el fuego días y noches, sobre todo noches oscuras. Poe era una sobredosis saludable para morir las veces que sea necesario morir. Oh, el Arte es largo, el tiempo es corto (Baudelaire). Hay más, pero el Arte es largo... 

Esos seres eran extraños. 
Se sumergían en el fuego 
y convivían con ese elemento. 
Eran poetas y el fuego era su atmósfera. 
Eso explicaba todo. 
Yo no sé. 

Pero en todas esas voces, esos gritos poderosos, esos cantos desgarrados y todas esas ondas viajeras, había algo eterno que estremecía mi ser interior o lo perturbaba. Algo quedaba como un tatuaje, una huella imborrable, un grito silencioso y perturbador, algo alquímico. 

Había algo pues y yo, 
yo ya no era el mismo. 
Algo había ocurrido. Sí. 
Un multi-universo apareció de pronto, 
con sus seres alados e incendiarios. 
No sé describirlo. 
Qué importa. 
No jodan. 
El silencio lo describe mejor. 
Esos seres extraterrestres me llevaron a su planeta... 

7 COSAS QUE DEBEN MANTENERSE EN SECRETO


El investigador de culturas orientales Vyacheslav Ruzov en uno de sus artículos se refirió a la experiencia de los sabios de la India. Él razonó sobre lo que es el misterio y de lo que en realidad no hay que difundir en público.

  1. Lo primero que no es necesario difundir son tus planes para el futuro. Evita hablar de ellos hasta que estos no se cumplan. Ninguna de nuestras ocurrencias son ideales, es más, tienen una gran cantidad de debilidades, por lo cual es muy fácil golpearlas y destruirlas todas.
  2. En segundo lugar, no debes compartir el misterio de tu caridad. Un buen acto es algo extraordinario en este mundo, y justo por eso debes guardarlo como tu tesoro más valioso. No te alabes por tus buenas obras. Este tipo de actitud puede conducir rápidamente a la arrogancia, y esta no es la mejor característica que puedes tener. ¿De acuerdo?
  3. En tercer lugar, no hay que demostrarle a todo el mundo tu austeridad. No comentes de un lado a otro tus limitaciones en tu alimentación, sueño, relaciones sexuales, etc. La austeridad física trae beneficios, solo si está en armonía con tu parte emocional.
  4. En cuarto lugar, es necesario callar sobre tu valentía y heroísmo. Todos nosotros nos enfrentamos a diferentes tipos de pruebas cada día. Unos reciben pruebas externas y otros internas. Las pruebas externas se ven, y por ser vistas, la gente recibe recompensas, pero nadie se da cuenta de la superación de las pruebas internas, por eso por ellas no se recibe ninguna recompensa.
  5. En quinto lugar, no vale la pena divulgar tu conocimiento espiritual. Es solamente tuyo y no hay por qué compartirlo con nadie. Revélalo a otros solo en caso de que sea realmente necesario, no solo para ti, sino también para los demás.
  6. En sexto lugar, y en especial, lo que no debes compartir con otros son tus conflictos de hogar y vida familiar. Recuerda, mientras menos hables de los problemas de tu familia, más fuerte y estable será. Las discusiones son para deshacerte de la energía negativa que se ha acumulado en el proceso de diálogo. Mientras más hables de tus problemas más creerás en ellos.
  7. En séptimo lugar, de lo que no vale la pena hablar es de palabras feas que escuchaste de alguien durante tu jornada. Te puedes manchar las botas en la calle, como también puedes manchar tu conciencia. La persona que al llegar a casa cuenta todo lo tonto que ha escuchado por la calle, no se diferencia de la persona que llega a casa y no se quita los zapatos.

lunes, 26 de octubre de 2015

LA OPINIÓN DE NO OPINAR


Peligro de la voz. Con voz potente, 
es casi imposible pensar cosas sutiles.
---F. Nietzsche.

Hay ocasiones en que estudiantes, colegas, amigos o alguna persona desconocida me pide mi opinión sobre algún tema en particular. Sin embargo, en muchas de esas ocasiones(muchas en realidad), no me interesa el tema o lo desconozco completamente y todo termina para mí(eso es lo ideal), con decir, simplemente, no sé. En raras ocasiones también utilizo el humor, la ironía o el sarcasmo para responder la pregunta. Pero decir no sé es lo que más uso y todo eso para liberarme, de manera rápida y eficaz, creo, de temas que no me interesan en absoluto. Ocurre también con frecuencia que la formula no sé sea insuficiente para el interlocutor  y te haga esa pregunta que no deber ser desperdiciada sino en un análisis que valga la pena: ¿por qué? Hasta este punto ya es demasiado para mí. Pero he aprendido, en estos últimos años, a estar en silencio y a controlarme. Dirac, por ejemplo, es un modelo del silencio a seguir. Uno espera que el no sea la última palabra, pero eso no ocurre y viene esa segunda pregunta del insistente interlocutor que, por un lado, me indica algo de su mala educación y, por otro lado, probablemente, cierta provocación innecesaria. Pero hay que estar preparado de manera natural o tener la virtud de la prudencia. Entonces digo que respete mi opinión de no opinar(es una manera educada de decir no jodas) o digo que no puedo opinar de algo que desconozco(que es una manera más larga de decir no sé). Hasta esta etapa uno ya da por hecho que no van a joder más. Pero recibes una dosis de asombro humano, demasiado humano, que intenta prolongarse hacía un círculo vicioso. Es, entonces, cuando quieren, ya sea según su modo de pensar ya sea según su nivel de ser ya sea según su grado de estupidez, buscar la debilidad, la competitividad o cierta provocación resaltando tu ignorancia. Sí, síntoma de una educación decadente y muy popular. Hasta ese nivel  yo, con toda seguridad, señores y señoras, prefiero el silencio o despedirme con una sonrisa o un mal chiste. Declaro, también, para mis adentros no interiores, un ser oficialmente cadáver al interlocutor. El tiempo es valioso(para el silencio) y el silencio también. La energía no se crea ni se destruye y uno no puede darse el lujo de perder energía con palabras inútiles. El silencio es una manera, al menos para mí, de recargarme. Y el silencio, en una comprensión más profunda y elevada es, en última instancia, un verdadero diálogo. Silencio señores.

jueves, 1 de octubre de 2015

NO ES UN POEMA, ES UN INSTANTE


y
aquí
en el único lugar
en el ahora
en el  único tiempo
entre los latidos de mi corazón
entre el intervalo de mi respiración
en mi centro
sumergido en el silencio
en la completa quietud
en la patria del universo
viajando con este cuerpo
con este espíritu en un cuerpo físico temporal
me he observado 
envuelto en luz
mi ser
me he amando entonces
y vivo aprendiendo
en lo que queda del viaje