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Quién hace tanta bulla, y ni deja
testar las islas que van quedando.
---César Vallejo.
He imaginado una habitación ideal.
Silencio.
Es un espacio amplio,
bien iluminado,
donde se respira aire puro(un lujo en la cuidad).
Una habitación con grandes ventanas
que dan la vista a grandes jardines.
Un lugar donde caben todos mis libros,
donde el caballete que me regaló mamá por mi cumpleaños
para pintar los cuadros que se quedaron en la niñez
(yo me entiendo),
se quedará para hacer una tertulia con colores.
Y ahí estarán:
mis pinceles inquietos,
mis pinturas psicoanalistas,
mis cuadros jamás vistos
una canasta de frutas
los chocolates de mamá
el aceite de coco
una alfombra para sentarme en silencio
una pizarra
un escritorio sencillo con una silla muy cómoda.
Y,
lo más importante:
el silencio que gravita en todo el nanoespacio de la habitación
y en todo el nanosegundo también.
Sí,
en todo momento.
Sólo silencio.
Silencio.
Sólo pido silencio.
La ciudad gravita en la bulla o la bulla gravita en la ciudad
ya no se puede distinguir
hay un olor artificial
y pestilente,
algo anda mal.
Trato de sobrevivir en esta gran cárcel llamada ciudad.
Las personas hablan a gritos,
desconfían de todo pero no de su mente
su mente los dirige
están programados con estructuras sociales y 'educativas'
con bucles infinitos de rutina
con expectativas del futuro
y pasado agobiante
y ellos huelen a perfume insistente
y a desodorante insoportable,
ambos olores molestan mi olfato de montaraz,
yo no sé qué es eso de ponerse olor al cuerpo
En la ciudad el aire ya no es aire:
hay tantas cosas en el aire que ya no se puede llamar aire.
Silencio,
pero no hay silencio
estos seres hacen tanta bulla
hay bulla de sus televisores
de sus celulares
de su WhatsApp
de sus comentarios ridículos de fútbol
de sus lecturas inútiles de periódicos
de sus autos
tanta mierda
y otras tonterías...
hay bulla de todo y por nada
Quién hace tanta bulla...