Los días pasan. El Sol está agitado. Los ovnis aparecen sin roche.
Las mujeres, la mayoría, hacen dieta este verano para bajar de peso y, si cupido es bondadoso, tener un nuevo enamorado que valga la pena y, sin lugar a dudas, con quien puedan llegar al orgasmo. Algunas mujeres quieren más pechos, más culo, más cintura, más labios, más verga...ya no sé. ¿Qué quieren las mujeres?, la eterna pregunta.
La gente compra, compra y compra. Mierda. El consumismo invade sus vidas y, aunque paresca increíble, en muchos casos, se convierte en una necesidad inevitable, feroz y banal(trivial, común, insustancial,...). Sus vidas han sido programadas para consumir y, cosas que no puedo explicar, encuentran cierta felicidad en consumir o poseer algo.
Los políticos como siempre con sus mismas tonterías, igual que los periódicos y la televisión. La futilidad y el sensacionalismo abundan en los medios. Y siempre la misma lógica electoral: ''si yo ganó las elecciones, haré esto y aquello''. Oh, si los humanos no vieran televisión o no leyenran los períodicos sería un verdadero mundo feliz.
El silencio, que para mí es sagrado, es un lujo en las grandes ciudades: la bulla me jode. Pero la ciudad tiene más cosas. Por ejempo los choros, como se les conoce a los ladrones en Perú, estos seres hacen de las suyas cada día y son los encargados del comité de bienvenidad a la ciudad y hacer la mudanza en las casas en cuestión de minutos, cosa que nunguna empresa de mundanza a logrado superar. Por otro lado están los delincuentes que, lo cual es natural para estos seres, no se contentan con sus fechorias y quieren más.
Se ha perdido la calma en las ciudades, el tiempo nos absorvió y nos gobierna implacablemente. Todo parece estar programado y cada quien es un engranaje de la gran máquina, una engranaje deshumanizado que cumple una determinada función.
Sólo quiero algo esta noche: un buen vino y un buen libro que leer y sólo eso. Me olvidaré de que mañana es domingo, de las clases en la universidad y los profesores de mierda. Me olvidaré de los días, de las horas y los segundos. No me olvidaré de hacer el amor con la mujer que amo. No me olvidaré de la poesía y del vino. Siempre, la poesía siempre.