SALIRSE PARA OBSERVARSE. Los recuerdos y algunas sensaciones, quizás, permiten que sobreviva cierta continuidad del ser en el tiempo. Aunque no creo que el ser en sí, el verdadero, dependa de ese mecanismo de continuidad. Pues el ser necesita ser desnudado y, además, se proyecta verticalmente antes que permanecer en el terreno de la linealidad temporal. Pero tal mecanismo, sin embargo, puede ser útil para un crecimiento interior, siempre y cuando el individuo no se identifique con situaciones o acontecimientos que ocurren en la línea temporal de esa continuidad. Identificarse, por ejemplo, con acontecimientos dolorosos y hasta cierta dosis de cultura es un impedimento. Conocer también es otro impedimento.
Tener la capacidad de observarse sin identificarse ya es un gran avance. Pues ayuda a dar el primer paso. Observar, por ejemplo, las emociones y sus consecuencias, reconocer puertas no cerradas y otros caminos y, lo más importante, identificar todos los yoes, es parte del trabajo interior. Aunque, con frecuencia, uno se da cuenta de las consecuencias o de los cambios, cuando todo ya se ha ejecutado. Hay que hacer un esfuerzo para proyectarse. En fin, hay que hacer un esfuerzo para conocerse.
Propongo un diario de las emociones en tiempo real o en vivo o, al menos, en un tiempo no muy lejano de la ocurrencia de algún evento personal. La memoria o anotaciones de las emociones puede ayudar mucho. Puede ayudar, por ejemplo, a conocer la estructura del apego y, en consecuencia, fomentar el desapego. Hay que admitir, también, que tal trabajo puede ser duro. Pues ser objetivo, imparcial, en situaciones intensas y deslindar el ser de la circunstancia, no es tarea fácil. La lucha más dura es consigo mismo. En fin, observarse a sí mismo, es la propuesta principal.
La motivación para observarse viene, muy a menudo, después de un shock, un shock de consciencia. Podemos decir, también, que deviene después de una emoción fuerte. Seria ideal, y un gran avance, que el proceso de observación germine de un estado de consciencia saludable. Pero, en muchos individuos, ocurre que mientras los zapatos le queden bien se olvidan de sus pies. Pero, al fin y al cabo, ya hay un inicio, una motivación, un pequeño vislumbre del universo interior. Una vez encendida la mecha de la lampara algo ya habrá despertado, algo ya habrá vivenciado, algo ya se habrá escapado del agujero negro de la linealidad del tiempo, algo ya del inútil equipaje habrá dejado en el camino, algo ya de su ser se habrá manifestado, algo ya habrá renacido.
La propuesta esta ahí. Sólo hay que realizar el trabajo. La palabras son inútiles en este terreno. A-dios. Adios.
La propuesta esta ahí. Sólo hay que realizar el trabajo. La palabras son inútiles en este terreno. A-dios. Adios.
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