En estos tiempos, en el Perú, la cumbia está de moda. La clase social A, B y hasta las últimas letras del alfabeto escuchan esta música que, personalmente, yo no lo considero música. Puede ser cualquier otra cosa, pero menos música. Si usted, monse lector, está de acuerdo o no lo esta, me importa un bledo, pues mis gustos no obedecen a asuntos democráticos o de las mayorías. Bueno, también no es que me gusta hablar de las clases abecedarios, pero suena lindo y es divertido y más discreto que decir la clase de pobres y de ricos. Sencillamente, para mi los hombres se dividen en dos: los sobones y los que no lo son. Bueno, vamos al punto. Si usted escucha con atención la letra de estas canciones se dará cuenta que sus temas son: desamor, infidelidad, engaños y morbo sexual(cuánto por el tubo). Es decir, sufrimiento y más sufrimiento. Oh, sorpresa, la sociedad peruana es machista, abunda las infidelidades y el 'amor serrano' como se dice. Entonces, es natural que se cante al sufrimiento y, en consecuencia, estás canciones pegan y venden mucho. Es como si un sociólogo ha escrito las letras de estas cancioncitas sufrimiento. Es muy sabido que el dolor y la memoria son buenos aliados, en este caso, por qué no, la música y el sufrimiento. Bueno, para otras latitudes, el asunto es más lascivo y sexual, ahí tenemos a Shakira y las gringas usando la táctica erótica para vender sus canciones o al idiota de Enrique Iglesias dandose de cacherito en sus musicales, bueno, si se les puede llamar así. El sufrimiento, entonces, también es un buen negocio, sólo hay que saber canalizarlo. Y, además, es natural que los políticos contraten estos grupos en sus eventos y otras tonterias. Ahora, si es usted una chica o chico que ha sufrido un desamor, no dudará en indentificar su vida con esas canciones y llorar con unas cervecitas que tendrá que comprar(ahí esta parte del negocio). También el asunto es global, es decir, si cualquiera de los grupos cumbiamberos viaja a las provincias, a Europa o a Japón, ahí encontrará un peruano que sufre y hay que aprovechar, pues no es música, es el negocio del sufrimiento, la clase de sufrimeinto se presta, principalmente, al mercado peruano. No se preocupe querido y dolorido lector, puede usted seguir escuchando esa 'música'. Pues, al fin y al cabo, todo esto es mi modesta opinión. Salud, sufrido lector.
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