sábado, 24 de septiembre de 2022

INTRATERRESTRES, PENDEJOS Y SERPIENTES


Esta lectura no es para cualquiera. Ni cagando puede ser así. Es para demonios o demonias, ebrios o ebrias, locos y quizás locas...pero no tanto. Es para pirómanos y dipsómanos confesos. En realidad, tampoco es una lectura; quizás sea un fermento, una purga o líquidos vaginales mortales.  

Regresar al blog, re-re-re-ligarse. Religión. Lo-li-ta. Esas palabritas usadas así por así.  Regresar al blog después de todo este tiempo para escribir o desangrarse, joder o estar jodido hasta la médula ¿Regresar después de todo este tiempo?... ¿qué tiempo? Es como si uno quisiera dar una estructura de seguridad temporal a estas palabras inútiles. Quizás puedo escribir (los versos más tristes esta noche) que sólo es un período de post pandemia, una ilusión de la matriz, una manera de recaudar fondos para financiar las guerras del futuro o, más seguro, una época bélica-como todas las épocas-. Ah, eso sí, con todos sus aderezos nucleares y repleto de puros pendejos. 

De nuevo otra vez. La serpiente se muerde su rabo. Sumergirse de nuevo en la linealidad ilusoria del tiempo judeo-cristi-ano y de ese asunto llamado modernidad, ya no más. Los mesías nos han hecho tan mensos que estamos cagados. Ya no más ese modelo lineal mesiánico. Ni que uno fuera tan cojudo. Uno puede olvidar para siempre a todos esos pendejos que salen, dizque, a luchar por la paz mundial y la democracia, y muestran con orgullo sus trapos llamados banderas y también a sus héroes fabricados de carne (de cañón) y huesos de mercenarios. Esos cobardes: puros pendejos. Y esos pendejos están por todas partes igual que esos monstruos: los Estados. 

CONTINUEMOS. Es, entonces, cuando se cruza el puente de lo mundano a lo sublime. Es cuando ya no te jode que te jodan y aun así sigues jodido, sino que ahora estás fresco como la piel de una mujer después de tener un trío con su mejor amigo y su mejor amiga. ¿Escribiremos en otra ocasión sobre nutrición, salud y felicidad?

¿Qué podría escribir ahora? No sé, no sé y no sé. Decirme, señores y señoras, caballeros y damas rescatadas de épocas cucufatinas (uno puede crear palabras como le da la regalada gana). ¿Poesía? ¿Cuentos cortos? ¿O esos agujeros negros literarios llamados novelas que chupan el tiempo del lector monse y de los novelistas caca-senos?

De lo sublime a lo mundano. 
Y ahí están los seguidores de los parásitos. Los políticos tienen manadas de seguidores, hordas de bravucones, pendejos y pendejas. Una prueba más de que estamos en tiempos de decadencia sin esencia, de pura levedad mecanicista. Y ahí están ellos gritando en nombre de eso llamado pueblo, tragando sus gritos, sudando sus puestos de trabajo, cagando su evolución, jodiendo algún potencial de brillo de luz...yo no sé, yo no sé... 

Uno debería tener sus apuntes oníricos; quizás un diario onírico que sirva para la observación (de uno mismo). Empezar, pues, a describir los sueños, dejar que reposen por algún tiempo y que maduren pero que no se fermenten o quede putrefacto en manos de algún psicoanalista de esos que hay en el mercado de autoayuda o en las universidades. Y después, como una revelación del más allá o más seguro del más acá (interior), podamos leerlo, comprenderlos, intégralos y, finalmente, olvidarlos. Pero también, si uno está en las condiciones, se debería tener un diario visionario (¿qué chucha estas escribiendo señor?), describir/dibujar las visiones experimentadas/vividas, evitando escribir una especie de apocalypse now y, de ese modo, el nacimiento de nuevos grupos religiosos (pues ya tenemos mucha pendejada, bastante...), evitando también que se asome el yo-yo-yo-yo. Uno tampoco debería tener el prejuicio (o la pendejada) de que los ángeles (o las ángelas) son bellos (o hermosas). También son horribles como tus propios demonios o parásitos que habitan en tu casa o en tu templo, como esos que llevas encima ahora mismo. Pero, humanos (demasiado humanos) por tus acciones te conoceré, no será por tus palabras ni por tu carita de modelo de victoria secret. No mana, no. Bueno, lo que sigue no es poesía. 



Mi cuerpo está rodeado por serpientes hermosas. 
Vienen dragones y otros seres exóticos. 
Vuelan por todas partes.
Mi cuerpo es invadido por serpientes hermosas. 
Esas serpientes me observan muy de cerca, 
sus ojos están frente a mis ojos, 
son mis ojos
te tientan un no sé qué...misterio.
Los doctores, los que curan y son desencarnados, 
vienen de los otros cielos, 
hacen curaciones precisas en alguna parte de los siete cuerpos.
De alguna manera, 
que no sabría explicar, 
ellos curan con una tecnología muy avanzada. 
Usan rayos de luz o espadas de luz. 

                       (Pendesus, Libro XXX, p. 69)