viernes, 14 de noviembre de 2014

EL VIAJE Y EL TAO



Viernes. Levantarse temprano. Preparar la clase(leer definiciones y todo el arsenal conceptual de la mecánica clásica) para este día. Break: comer tres tunas a media mañana(una decisión nutricional... aleatoria). Tomar un vaso de agua o más. Disfrutar del agua. No almorzar para prevenir desastres bochornosos: vómitos de viajero. No olvidar el mentol, la memoria USB y el alcohol y el pasaje. Llevar un libro para leer en el trayecto(el elegido fue: LIE ZI El libro de la perfecta vacuidad). Ir temprano al paradero. Tomar el micro adecuado. Llegar al otro paradero(de Otuzco en Trujillo). Tener cierta fe que no te cobrarán más de la cuenta para ir a la capital de la Fe. Esperar que se llene el auto. Mi puntualidad depende ahora de la aleatoriedad. Hay cierta expectativa. Soportar la gente a tu alrededor. Soportar el ruido urbano. Saludar. Ser gentil. El auto se mueve. Hay movimiento. Saliendo de Trujillo. Empezar a leer. Si queremos caracterizar la vida del sabio taoísta podemos resumirlo en la expresión qing shi(menospreciar el mundo). Menosprecio que se proyecta en dos vertientes: la vida retirada y el desprecio por la fama (p. 29)... Miro por un momento los cerros de piedra. Son imponentes. Parecen sepulcros sagrados de dioses antiguos. Me viene a mi mente el recuerdo de La Piedra Alada y el CD donde la voz del poeta quedó inmortalizado. Miro el libro. Hay movimiento. Siempre hay movimiento. Ligero mareo. Algunas molestias. Respiro. Empiezo otra vez la lectura. A los ojos del taoísta, los cargos son fuente de amarguras e inútiles para el mundo. Mientras que los confucianos veían un deber ocuparse del gobierno y alcanzar renombre en el desempeño de esta misión, los taoístas desprecian absolutamente el buen nombre. ¿ Tiene algún sentido penar por alcanzar la fama cuando al morir, el hombre regresa al dao?(p. 30-31)... Aún no hay muchas curvas en el viaje. Estamos en el valle. Pero las curvas ya van a llegar. Se siente más frío a medida que ganamos altitud. Ya no miro el paisaje; el paisaje me mira a mí. Sólo leo. Me olvido del tiempo y de mi cuerpo. Hay música en el auto, música horrible. No la escucho. Sólo leo. Pero los cambios son impredecibles. Sólo se descubre cuando ya se han cumplido.(p.41)...Llego a Otuzco. Hace realmente frío. Compró algo de pan. Llegó a la casona. Esta cerrada. No habrá clase. Están de aniversario(lo acabo de recordar...upssss). No hay nadie. Espero un poco más. Nadie viene. Deseo tener un celular sólo por un momento pero luego recuerdo que me desagrada ese aparatito. Voy a dar un paseo por la plaza de la ciudad que está muy cerca a la casona. Voy a ver, también, si ya encontraron mi libro de física que deje la semana pasada en la cantina. No lo tienen. Voy a ver también a la virgen. Tiene lindos ojos, ojos misteriosos, y manos lindas. Ella está impacible, serena, hay algo en su mirada, quizás mucha paz. Recuerdo el remoto deseo de María que pidió a la virgen alguna vez: un bebe. La virgen también me recuerda la mirada de la mujer de cabellos sinuosos de la ruta Huanchaco-Trujillo. Voy otra vez a la casona. Me siento cerca a la puerta cerrada. Aún no hay nadie. Hay frío. Empiezo a leer de nuevo. Estoy absorto en mi lectura.Me doy cuenta, minutos después, que está lloviendo porque caen algunas gotas en la página de mi libro. Siento más frío. Espero y leo. El discurso perfecto no emplea palabras, la acción perfecta es el no actuar. Todo lo que saben los hombres inteligentes es de escasa profundidad(p. 52.)Viene el amigo. Me dice que están a al vuelta. Nos vamos. Me encuentro con otros amigos. Saludos. Recuerdan viejos tiempos. Hay bromas. La profesora, de pronto, me invita a bailar. Acepto coordialmente. Ella está, parece, algo ebria pero gentil. Disfruto del baile. Bailo bajo la lluvia. Es divertido. Disfruto del baile una y otra vez. Sólo un baile. Me invitan a comer. Me siento en una mesa. Me sirven un plato típico de la zona. Como sólo el arroz, los frejoles, la papa, la lechuga y dejo la carne. Miro bailar a los estudiantes. Hay un profesora que baila muy bien salsa con uno de mis amigos. Miro los bailes de los estudiantes mientras como lentamente, muy lentamente. Hay un perro muy gracioso que juega con su hueso artificial. Sigue la lluvia, suave, lenta, con cierta tristesa, monótona. Me invitan un poco de pisco sour, una vasito. Calor. Cae agradable ese licor en medio del frío gravitante. Miro a los estudiantes beber y fumar. Miro al perro. Ya no siento mucho frío. Me levanto y me despido coordialmente. Fue un paseo muy breve. Regreso a Trujillo. Otra vez las curvas. Otra vez el asunto del precio del pasaje. Tao.

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