viernes, 21 de noviembre de 2014

21 DE NOVIEMBRE




Por la mañana. Me levante de buen ánimo hoy. Hay algo que estoy cambiando en mi vida con un ritmo que no esperaba, pero que me hace sentir muy bien. Espero que los días sean más soleados con el pasar de los días. Desayuno: 8 mandarinas. Fue, digamos, otra dieta aleatoria previo al viaje.

Por la tarde. Mi viaje de ida y vuelta, por esta vez, fue algo agradable, a pesar del trayecto sinuoso. No hubo mareos ni malestar ni nostalgía ni recuerdos está vez. Leí sólo el libro de Física II, la parte de electrodinámica, para acompañar el viaje y, también, al mismo tiempo, para preparar mi clase. Creo que el otro libro, el de Física I, la parte de mecánica, ya lo doy por perdido. Pues ya han pasado mucho tiempo desde que lo olvidé en la cantina y nadie me da razón de sus coordenadas.

Noche. Llegué a las 9: 30 p.m. a Trujillo. El regreso de Otuzco a Trujillo a demorado más de lo usual.

Otra vez por la tarde. El valle estuvo soleado y pude mirar el paisaje al medio día. Viaje temprano en esta ocasión. Quería llegar temprano a Otuzco para pasear por otros lugares de la ciudad y aprovechar para conocer algo más. Había algo más de tiempo para distraerse antes que comience las clases a eso de la 3: 30 p.m. Compré caña, cinco bolsitas, para masticar, eso fue mi snack natural y también mi almuerzo. Me sorprendí ver la cantidad de colegiales en las calles cuando llegué a Otuzco más temprano de lo usual. Una motivación más para el proyecto de los libros de matemática. La virgen, como siempre, muy popular y muy linda. Me estoy enamorando de ella. 

Recuerdos. Por un momento, en el viaje, pensé en mis locuras de la semana pasada. En mis emociones y en ese asunto de mostrar mi corazón calato otra vez y ser yo con todas sus singularidades. En fin, ser honesto me hace bien a pesar que, en ocasiones, puede traerme problemas y confusiones. No me arrepiendo de nada de lo que hice o dije. Pensé en la carta que escribí. Pensé en el trayecto Huanchaco-Trujillo otra vez y de cómo, aquella noche inesperada, me hicieron el interrogatorio. Pero a quién se le ocurre hablar de los labios y de los otros labios. Pensé en cada detalle y segundo de lo que fue y no fue. Me vino a la mente toda esa linda y agradable imagen de aquella noche viajera.  Qué lindo serian los días, y las noches, si fuensen así como aquella vez. 

Pendiente. Ir al cine. Buscarse un lugar solitario y un horario con poca gente.  Estar silencioso. Hablar con Pancha. Importante: escucharla.
 

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