miércoles, 13 de mayo de 2020

CRÓNICAS DE CUARENTENA SIN CUARENTONAS 9





Falta poco para la medianoche. Las copas sin lavar conservan el aroma del vino que se disfrutó hace más de un mes. Sí, no hay vino. He dejado por el momento mi lectura para escribir algo. No sé qué escribiré esta noche. El proceso de escribir adquiere cierta no linealidad y describe trayectorias impredecibles. Pero eso, en mi opinión, hace que escribir sea no aburrido. El otro factor es que en la escritura existe una variable temporal. La pintura no tiene esa variable. Sin embargo, en mi opinión, la pintura tiene más eficacia para describir el mundo interno. ¿Y la poesía? La poesía usa las palabras pero no son las palabras. Las palabras son las escaleras que sirven para subir o bajar. Una vez que estás arriba, o por de bajo, solo te queda tirar la escalera y seguir.  Eso es todo. Y si sigues cualquier ruta, solo notaras la isotropía del espacio interior y, quizás, también el universo del silencio, la oscuridad y la luz conviviendo. De alguno manera, que no me da la gana explicar, la poesía describe imágenes internas usando palabras. Los artistas chinos de la antigüedad solían poner en sus cuadros, digamos, poesía.  Quizás ellos ya han resuelto el misterio y se han quedado en silencio. Algo puede ocurrir o quizás nada mientras uno escribe. Mejor. La escritura lo uso también como un instrumento de observación. Me estoy conociendo. Pensaba escribir sobre mis sueños y seguir con el laboratorio onírico personal. No es el caso. Termino con poesía. Y eso no es poesía: soy yo.



POEMA CON SUEÑO AERODINÁMICO


la energía sexual
                 la serpiente
el templo
             el cuerpo
el tiempo 
           sin tiempo
el mar en tus ojos
las dos mujeres sabias
judías de grandes ojos
no sé
estoy volando sobre la selva
soy un pájaro 
         pura luz
                    y oscuridad



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