domingo, 14 de octubre de 2018

NOTAS DEL DIARIO ONÍRICO( Y POST ONÍRICO) MÁS UN LIBRO




Los hombres del mundo están radiantes, tan radiantes,
sólo yo estoy turbio.
---Lao Tse.



Domingo 14 de octubre. No estaba planeado escribir algo este día. En realidad no suelo planear casi nada. Estuve al modo  hoja al viento. Siguiendo los designios de alguna ruta aleatoria.  Tampoco he pintado los cuadros hoy. Pero si los he observado en silencio. Hay cosas ahí, sobre el lienzo, que están jugando conmigo y me están provocando mucho.  Hay cierto recuerdo del viaje interior. Cierta memoria antigua.

También estuve a modo silencio todos estos días. La cita con la señorita F. fue, en mi opinión, un desastre. Qué manera de abrir la boca por todo y por nada. No me ha regalado algo del tesoro divino esta noche: el silencio. Hasta la así llamada situación política del país entro en  mi cena hoy y lo jodió todo. Todo. Qué diablos pasa con las personas que viven al compás de las noticias. 

He desperdiciado mi tiempo en escuchar tonterías esta noche. Ella es hermosa, sí; pero hay cosas más sustanciales. Aunque esta noche no dije nada. La escuché(eso quiero creer), comentar sobre  literatura, pintoras y realidad nacional. Aunque en todos los temas había mucho floro, nada de dominio del asunto y mucha repetición. Sí, ella me estaba haciendo un show. Eso de presumir lo que llaman cultura. Pero no dije nada. Me mantuve en silencio toda la noche. Evité el sarcasmo también por recomendación de posibles derramamientos de sangre y bilis de mis victimas gratuitas(sin quererlo). Aunque eso me sale de modo natural. Así que esta noche no fui yo. ¿Qué diablos fuí? Hoy he sido una personalidad, específicamente, un caballero. Mierda, no estoy creciendo. En realidad no dije nada. Estuve en otro mundo. Sólo esperaba que el show termine para irme a pintar en mi taller. Sí, es mi taller así como es. Pero no toque ningún pincel. Ni empece ninguna alquimia con el color. Sólo mire mis cuadros mientras tomaba una copa de vino. Sólo los observe en silencio.

He tomado copas de vino y he disfrutado de la observación. Sigo con mi experimento onírico. Hay cierta luz, poca, pero hay algo luz en este trabajo interior. Pero la noche oscura continua. La pintura, para mí, y en estos tiempos, sólo es un instrumento para sumergirme en el interior, es una especie de lenguaje de exploración, afloración y búsqueda. Lo mismo puedo decir de la poesía. La técnica no es nada sino va unido a lo que se debe mostrar. En esta situación todo es merecimiento. Muestras lo que haz merecido. La verbalización es inútil en esta esfera. La pintura es mi instrumento adecuado. Lo sé. Y no tengo que explicar eso a nadie. 

Algo también ha ocurrido. Una casualidad feliz. Son cosas que me pasan con frecuencia y, esto yo me entiendo, no los considero casualidades. La lecturas de los libros de Carl Gustav Jung han caído como anillo al dedo. También esas lecturas me han servido para darme cuenta de los que usan términos junguianos no lo usan en el sentido adecuado o, al menos, propiamente sincero. Otra vez las palabras. Hay floro hasta en los así llamados profesionales. Por eso yo no creo así nomas. Ni cagando.  Cuestiono todo y voy a la fuente. En otras palabras, leo los libros de los que abrieron un campo nuevo. Los leo cueste lo que cueste, los experimento y luego los olvido. Uno no se puede queda en el puente. Ni que fuera profesional. 


(cerquillo junguiano)


Hasta ahora, creo que Jung debe ser leído de una manera diferente. Si tienes algo de espíritu de poeta, algo de trabajo te haz ahorrado. Sus libros o artículos deben producir un efecto de plasticidad en el lector, cierta flexibilidad y desapego verbal. Se debe considerar un lenguaje de imágenes y un habito de atención simbólica especial y, al mismo tiempo, estar sujeto a la tierra para experimentarlo en lo concreto. Hay, pues, una invitación a la praxis y a seguir alternando. 

Te encaminas, como algún artesano, tanteado una forma al ser, vas trabajándolo, buscando. Sí, Así habló Zarantustra (La biblia del futuro) estuvo rodeando también los ojos jungianos. Ese bigotón, el anticristo, el que se toma fotos desnudo  y con la verga erguida, ha dejado sus huellas también por ahí.




(Nietzsche otra vez. Puede buscar la foto completa en internet.)

Mi experimento onírico ya tiene cierto tiempo. Aunque el tiempo no es un asunto considerable. He tratado de mantenerme centrado en esta exploración. No es fácil. Lo anterior no es un decir del ego, sino es un hecho concreto. Tampoco estoy bordeando la psicosis. Eso creo.  El problema es que no hay un método. Hay todo un misterio y uno debe estar, en lo posible, atento a ciertas proyecciones e identificaciones.  El libro de Jung,  Liber Novus o El libro rojo(no tiene que ver nada con el idiota de Mao), publicado 50 años después de su muerte(2009) y contra la voluntad del autor es un obsequio singular para los que quieren sumergirse en el otro mundo. Leer el libro en su lenguaje original(hacer el esfuerzo).  Los textos universitarios son papeaditos, pero traducción es traición. Se valiente. No jodan. A Jung le costó pestañas y usted, monse lector, lo quiere así papeadito

En mi caso estoy usando la poesía y la pintura para el experimento. No sé a dónde me conducirá esto. Pero eso qué importa. La verbalización, repito, es inútil.  Todo lo escrito en mi trinchera(mi blog) esta noche es, pues, un perfecto mamaracho. Amén. 

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