Existen frases como padres de la patria o educación religiosa que pasan por el filtro anal-lítico de un peru-ano promedio con mucha aceitada y ninguna observación. Simplemente se acepta porqué sí.
Hay un robot biológico que ha invadido la escena nacional y del cual los políticos y sacerdotes se alimentan para engordar la grasa putrefacta de su aparente poder. Este robot, desgraciada-mente, es programable con mucha facilidad. Este robot tiene muchos algoritmos con ciclos repetitivos. El algoritmo que se encarga de hacerle sentir mal(sin saber porqué) esta estrechamente ligada a una parte de la cosmovisión judeo-cristiana y ese algoritmo tiene la instrucción de decir al interior del robot: ya eres un pecador y el infierno te espera o, quizás, si me haces caso, el cielo será tuyo. Es el primer acto de coacción que todos los robots lo tienen bien programado. Este algoritmo mental condiciona a los robots. Es el primer acto de chantaje espíritu-dual. Los extorsionares no sólo están en las calles. También están en los estados, iglesias, gobiernos pero sobre todo ensamblados en las computadoras biológicas, es decir, en la mente.
El cardenal cipriano es uno de esos seres que forman parte del folclore cucufato e intolerante.
(Uno de los programadores de software de los robots biológicos)
La educación religiosa en el Perú no es más que un eufemismo de catolicismo puro que ha invadido los colegios desde hace décadas. Es tan sólo un plan orquestado por el estado-iglesia desde hace tiempo por el temor de perder adeptos en las nuevas generaciones que por un asunto de educación. Es, simplemente, un instrumento de control para la masa de robots. No puede haber educación donde la mano de los sacerdotes o políticos está metida hasta la médula o chip biológico, pues ellos, estos parásitos, consideran al niño o adolescente sólo como un medio para sus intereses.
Un interasante artí-culo
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