(Foto: Aber Bot)
Los buenos libros son siempre campos magnéticos
de cuya atracción no se puede huir.
---Italo Calvino (1923 -1985)
Voy comentar algunas cosas. Son pequeños guiños al lector(escasos hoy en día). Quizás estrellas fugaces que invitan a la luz. No sé si voy a decir lo que quiero decir. Ese arte de precisar es, de alguna manera, un proceso quirúrgico cuando se trata de cosas, digamos, inusuales a su manera. Poesía, por ejemplo. En todo caso es un escrito sin metas. Qué importa las metas cuando se tiene pasión. Lo que si espero es comunicar algo de mi gusto personal por ciertos libros. No espero contarles la historia o la vivencia completa. No es mi oficio. No soy puto. La vivencia es hacer el amor. Y otra cosa, muy diferente, es ver porno. Bueno, con que consigan y lean los libros ya es suficiente.
No sé lo qué es poesía. No tengo esa seguridad que tiene el idiota para creer saber lo qué es tal cosa. No. Sin embargo, de algún modo que no quiero explicar, la poesía es y forma parte de mi vida. Su presencia es latente, misteriosa e incendiaria. La vida misma, ese misterio, tiene algo de poesía. Ese algo puede crecer según la naturaleza singular de cada poeta. En los putos no crece nada. Los otros misterios, la muerte y el amor, también pueden develarse a través de la poesía.
Se me ocurre, en este preciso momento, con una alteración de fondo, algo que tiene su origen en, digamos, una estructura Zen:
El que habla sobre poesía no sabe y el que sabe de poesía no habla.
La poesía, en esencia, te da dos opciones: la palabra o el silencio. En ambos casos, la apuesta es de vida o muerte. La palabra es insuficiente pero el silencio es total. La palabra no es poesía y el silencio tampoco. El silencio sólo es una atmósfera para la poesía.
La actividad del poeta no es una profesión, una decisión personal o un capricho puto de sueño editorial. No. Nada de esas huevadas. Nadie quiere ser poeta. El mismo acto de querer es el obstáculo. Abandonen ese deseo y la poesía emergerá.
Y ahora, teletransportándose de algún lugar, a través del espacio-tiempo poético, llegan parte de estos cantos de La Piedra Alada (La Piedra del Río) de José Watanabe:
En ese momento
la piedra no era impermeable ni dura:
era el lomo de una gran madre
que acechaba camarones en el río. Ay poeta,
otra vez la tentación
de una inútil metáfora. La piedra
era piedra
y así se bastaba.
Yo no sé, si ustedes, generación google, han abrazado una piedra mientras la corriente del río les invitaba a seguir su libertad aleatoria. Quizás también el río les retaba a un destino de vida o muerte. Sí, el universo tiene su forma caprichosa de jugar. Yo no sé si amaron la piedra mientras miraban el río. La piedra era piedra, pero era algo más. Sólo tienes que observar.
La lectura de la obra poética de José Watanabe requiere una sensibilidad especial en el lector, requiere también cierta vivencia. No es para cualquiera pero es de todos.
en la pierna de una mujer cansada.
La lectura de la obra poética de José Watanabe requiere una sensibilidad especial en el lector, requiere también cierta vivencia. No es para cualquiera pero es de todos.
HE DICHO
Qué rico es ir
de los pensamientos puros a una película pornográfica
y reír
del santo que vuela y de la carne que suda.
de la luz
Qué rico es estar contigo, poesía
en la pierna de una mujer cansada.
Sobre la obra de Italo Calvino, El barón rampante, no puedo estar más que agradecido. Amo ese libro. Me ha dado tanta felicidad. La vivencia es única, mágica y, en lo personal, tiene un sabor a pura selva... inolvidable.
El barón rampante viene a reivindicar el país de la infancia. También la rebeldía, la inocencia, ese mundo perdido por nada y añorado por todos: la sabiduría del niño. El barón rampante tiene su círculo interior perfectamente delimitado, sin embargo él puede vivir en el mundo estando en su mundo. Qué lección.
Así despareció Cosimo, y ni siquiera nos dio la satisfacción de verlo volver a la tierra de muerto. En la tumba familiar hay una estela que lo recuerda con la Inscripción: "Cosimo Piovasco di Rondò - Vivió en los árboles - Amó siempre la tierra - Subió al cielo"
El barón rampante viene a reivindicar el país de la infancia. También la rebeldía, la inocencia, ese mundo perdido por nada y añorado por todos: la sabiduría del niño. El barón rampante tiene su círculo interior perfectamente delimitado, sin embargo él puede vivir en el mundo estando en su mundo. Qué lección.
Ya he dicho que pasábamos horas y horas en los árboles, y no por motivos utilitarios como hacen muchos niños, que suben a ellos sólo para buscar frutas o nidos, sino por el placer de superar difíciles salientes del tronco y horcaduras, y llegar lo más alto que podíamos, y encontrar buenos sitios donde pararnos a mirar el mundo inferior, a gastar bromas y decir cosas a quien pasaba debajo.
Open your eyes, for this world is only a dream.
--- Rumi
--- Rumi
Pero yo tenía mi pequeño refugio. Unos pocos ciudadanos conservamos nuestras bibliotecas hasta que llegaron ustedes, con antorchas e incineradores, y destrozaron y quemaron mis cincuenta mil libros.
Chao.
Lean y busquen ese sabor.
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