Es domingo, por la noche, casi las doce, esperando que el sueño llegue a mi habitación que se ubica en una coordenada del espacio-tiempo, para ser algo preciso, en Trujillo.
Mi insomnio es atroz. A menudo me jode, nos jodemos, es una mierda. Me he refugiado en mis lecturas, demasiada poesía, algo de cuento o novelas de autores desconocidos, para disipar mi energía o mi hiperactividad. Demasiada energía o entropia, no sé. Las ideas me invaden, desordenadas, jodidas y caóticas. No he comprado muchos libros el año pasado, tengo que pagar mi post grado. Suerte que la doctora me regalo un kindle y puedo leer algo, sobre todo los clásicos, que son gratis en Internet. Hago el amor con frecuencia, y a veces es como si un animal entra en mi ser. Mi enamorada, en ese momento, no me reconoce y tiene algo de miedo que más seguro es un placer escondido, o quizás soy demasiado animal en el sexo y, esto, es modestia a parte, pues es algo que no lo digo con orgullo, sino con cierto estado post-reflexivo-sexual. Bueno, yo me entiendo. Pues, no escribo para nadie o a pedido, eso lo dejo a los escritores mercenarios y grandes cabrones. Además, no me considero un escritor, sino un lector compulsivo y un poeta de caos. Y, como siempre, hago también lo que me da la regalada gana en matemática: estudiar, por ejemplo, una estructura algebraica, relativamente nueva, que no es grupo ni un anillo ni mucho menos una campo; no sé la traducción en español, pero la estructura se conoce como un dioids, sospecho que en Perú casi nadie lo conoce como también la teoría de Galois. En Brasil, sin embargo, hay grupos de investigación en dioids y sus aplicaciones.
Ah, detesto los exámenes en matemática, siento como si fuera víctima del maltrato de profesor o ser, más seguro, una víctima de su capricho al proponer problemas: que rebuscamiento en la selva de las matemáticas.
Hoy es un día especial. Hubo sexo, también un sueño, y como casi todos mis sueños, que son pocos, bien alucinantes. Soñe con María mientras ella soñaba también a mi lado. Me trae un recuerdo de un libro lejano: soñé que soñaba contigo.
excelente
ResponderEliminar