Días extraños, tiempos revolucionarios y sueños que dejan mensajes de mundos ignotos. Pero, de alguna manera que no sé explicar, esos mundos son familiares en su tiempo y en su espacio onírico.
El caos siempre regresa y cumple, inexorablemente, su naturaleza cíclica, su descontrol y su terrible vitalidad energética.
El caos persigue una regeneración a través de la destrucción: mi destrucción.
Yo, el individuo, sólo estoy sumergido en aquel océano como un simple pez que, en su miseria y grandeza, es una dócil 'caña de Pascal'.
El caos persigue una regeneración a través de la destrucción: mi destrucción.
Yo, el individuo, sólo estoy sumergido en aquel océano como un simple pez que, en su miseria y grandeza, es una dócil 'caña de Pascal'.
Uno busca y busca, es un navegante solitario en el universo. O, seamos consecuentes con la fantástica realidad: uno busca en los universos como un sonámbulo ciego, pero perseverante y loco.
Sí, estamos perdidos. El caos nos envuelve con su naturaleza. Pero, sea lo que sea, el caos nos alimenta y nos regenera y, a su manera, nos trae consciencia o cierto aprendizaje del cual no somos conscientes.
Los humanos cuentan sus pasos al compás del reloj. Su medida atroz dirige sus vidas, sus éxitos y fracasos. El tiempo los ha devorado. Ya nadie se sienta a mirar y depurar sus pensamientos. Nos hemos consumido y nos estamos consumiendo.
La matriz es, en sí, una máquina del tiempo.
Libertad ahora!!!
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