miércoles, 29 de noviembre de 2017

LOS OTROS GUSANOS



Hasta hace unos días tenía la absoluta certeza que las conservas enlatadas sólo se consumían en tiempos de guerra. Pero no es verdad. Hay cosas que se mantienen en tiempos de pre-guerra. 

Qué tontería es eso de comer cosas que vienen en lata. La leche, por ejemplo, o lo que se dice leche. Tengo la impresión que cierta praxis alimentaria obedece a los designios de la pereza, a la ignorancia y a una industrialización bien pendeja. 

Suelo encontrar a la señora M. a la salida de la pensión, cuando bajo las escaleras, y tengo que cruzarme con ella en el pasadizo. Ella se considera, en sus propias palabras, una persona bien informada y también una católica-apostólica-romana. Dice que mira las noticias en la televisión. Dice que escucha los mensajes del cardenal. Dice esto y aquello. Su dinámica es llenar su cabeza con esa mierda todos los días. 

Fue hace unos día que la señora M, con esa manera de contar las cosas de las personas indignadas por las noticias que abundan en la televisión, me dijo: joven, hay gusanos en las conservas de pescado.  Me quede callado por unos segundos. 


-Quizás existan grandes lombrices en los intestinos de la señora M.-pensé. 
-Los gusanos abundan por todas partes-recordé. 
-También hay gusanos en la universidad y en los grupos políticos-dije. 
-¿Qué?-dijo la señora M.

También me vino a la mente algo que leí hace algunos años: sobre la generación espontánea: un filósofo griego tenía una hipótesis sobre la aparición de los gusanos de materia no viviente. Pero la hipótesis puede ser corregida: creo que también hay materia viviente que produce gusanos en la televisión. No me queda duda de eso.

Me desagrada escuchar a la señora M. Siempre me sale con una u otra huevada. Su cucufatería ya es clásica. Ese día de los gusanos la escuché sin escuchar unos segundos y le dije, una vez más, que no tengo televisión y que estoy de salida. Le dije, antes de despedirme, y esto fue por joder, que no se haga tanto problema que yo comía gusanos y hormigas en la selva cuando era un niño

La señora M. sale a barrer su vereda los días sábado por la mañana desde aquel día que  ella considera escándalo y cuando me pidió que me entregue al señor (se refería a Jesuscristo): la señora M. me vio saliendo(feliz) de la pensión con Anne y me llamó la atención por todos los gemidos que inquietaron su sueño de madrugada.

La señora M. había confundido a Anne con una prostituta. Ella la juzgó por su vestido corto, rojo y ceñido. Qué vieja más loca.

Anne se cagó de risa cuando le conté eso después. 
-Quizás sea tu puta, me dijo Anne. 

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