domingo, 7 de julio de 2019

EN EL LABORATORIO DE FRANKENSTEIN

En realidad,  todas las actividades humanas 
son igualmente mecánicas, no hay diferencia desde 
este punto de vista entre fregar pisos y escribir poesía.

P. D. OUSPENSKY
EL CUARTO CAMINO



Voy a crear un humano moderno, es decir, un robot biológico. No es complicado. Nunca, como ahora, ha sido tan fácil la creación de estas máquinas. En realidad los puedo producir en serie como los autos de Henry Ford. En mi crisol se combinarán insumos reciclados, algunos de exportación del mundo oxidental y otros insumos que son, simplemente, huachaferia pura.  Necesito también cierta dosis de miedo y los disfraces adecuados para cada situación social. Puede ser el disfraz del caballero, la dama, el intelectual, el erudito o el profesional, el puritano o el moralista, el religioso o el revolucionario. Elegiré, por ejemplo, una dosis de patriotismo, cierta identificación banal, un placebo del tipo religioso o del tipo ateo(que, en esencia, son lo mismo), algo de show(discursos políticos, de sacerdotes o de los escritores que ganaron el premio nobel de literatura) y darles también eso del cual se enorgullecen: esa cosa llamada cultura. Todo es fácil. Se les puede implantar en sus lindas cabecitas como aplicaciones de los filtros fotográficos que bajas de internet para tu móvil. Hay agregados ideológicos o religiosos que son baratos. En realidad es pura estafa. No necesitan, sin embargo, poesía. Imposible. El fuego puro les destruiría. No lo soportarían. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario