miércoles, 22 de abril de 2020

CRÓNICAS DE CUARENTENA SIN CUARENTONAS 6



E.T.  Me gusta el cine pero ahora no me gusta ir al cine. Tengo mis razones: muchos pendejos y pendejas confinados en un solo lugar. También tengo otras razones, digamos, olfativas. En mi pueblo (Lamas) había un hermoso cine. Era una verdadera pantalla gigante. Creo que era el mejor cine de la selva y quizás unos de los más antiguos del Perú. Teníamos mucha suerte de tener ese cine. El cine era amplio y no se podía entrar con alimentos.  Las personas eran educadas. Digamos que respetaban la audiencia y que eran silenciosas salvo por la risas colectivas que pueden estar verdaderamente justificadas ante la comedia. No sé que ha pasado con el cine en la actualidad. Creo que hay una legislatura para , literalmente, elegir con qué comida uno puede entrar al cine. Qué pendejos. Ahora se les permite entrar con comida, olores y comentarios inútiles. Me quedan muchas imágenes en mi mente del cine de entonces. Recuerdo, especialmente, esta obra de arte:  la película de Stanley Kubrick : Full Metal Jacket. Hasta en los créditos de la película había una obra de arte: la canción de los Rolling Stones: Paint it black Bueno, ahora voy a terminar sugiriendo al lector esta hermosa película: Paul, el extraterreste. Señor, sí señor.







ESCRIBIR Y PINTAR. La acción de escribir es una dinámica que excluye, de alguna manera que no quiero explicar, el tiempo. Lo que incluye es el placer y cierto éxtasis. El placer está en la dinámica misma, es decir, en el viaje o, si se quiere ser más literario, en la odisea.  Lo mismo se puede decir de la pintura. Digamos que esas artes necesitan, para saber de lo que estamos hablando, y comprendernos, de la propia experiencia. Las palabras son inútiles en este caso. Dicha experiencia puede ser personal y, en su desarrollo, se vuelve universal. Y, de esa manera, adquiere su propio lenguaje que también puede ser el silencio. Lo irónico es que, una vez que se comprenda con la experiencia, no hace falta intercambiar palabras. Suficiente con el silencio. Lo irónico es también que, si bien se excluye el tiempo cuando se escribe, el resultado de escribir puede producir temporalidad. Aunque no se puede producir temporalidad con la pintura. La pintura es otro enfoque, digamos, otra gestalt. Uno tiene que sumergirse. Buscar las conexiones internas. Es una manera indirecta (que puede ser directa) de conocerse. Incluye los propios demonios. 



POETAS PUTOS. La poesía no es una elección. Ni cagando. Tampoco es el resultado de una buena campaña de marketing editorial. Alguien que diga que quiere ser poeta es solo un farsante. Toda  tertulia o conversatorio, en el cumplimiento de ese deseo, solo es un patético show de egos. Se suele describir a la poesía con musas, liras y reinos excelsos. Qué huevada. Otros la describen con la habilidad de elegir métricas y esto y aquello. Qué huevada. Personalmente prefiero la electricidad y el fuego. Muchos voltios y un incendio del tamaño de un huracán. La poesía es, en cierto sentido, un acto de autoexorcismo. Los poetas y sus demonios, sabrán comprenderme. Creo que antes era más malvado con los poetas: haga click aquí



LLÁMALO AMOR SI QUIERES. Las historias de amor no son más que un eufemismo para negar la aleatoriedad, la biología y una reacción química compleja que, en su consumación, produce una enfermedad llamada enamora-miento o una caída libre si se quiere: ¿falling in love? Existe una vacuna. No es la inteligencia. Es la consciencia. Esa enfermedad puede terminar en una caso terrible: el matrimonio. En estos tiempos google el enamora-miento se ha convertido en puro cálculo estocástico, finanzas corporativas y procesos algorítmicos. Personalmente prefiero el juego (fuego) de los amantes. Al menos es, animalmente, honesto. 




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