El tiempo que se dedica a la lectura de los textos sagrados o esotéricos puede, en el ser receptivo, producir un primer paso para una alquimia posterior. Cualquier texto sagrado, sin exclusividad alguna, es un buen alimento para el crecimiento del ser esencial. Cualquier interpretación, sin embargo, deberia ser abandonada para reemplazarlo por una acción más vivencial y concreta o, también, por el trabajo interior del cada día(dánoslo hoy). Predicar es inútil sino hay práctica. Más aún, creo(siento) que la práctica es al acto más elevado y la consecuencia fundamental exterior de los textos sagrados que prueba el desarrollo interior del ser esencial. También no hay nada que demostrar o pregonar con los actos, sencillamente es la naturaleza del ser esencial manifestándose en el trabajo de campo. Los que han tenido un vislumbre, saben que el viaje interior tiene un camino estrecho, saben que hay algo más que todas las sensaciones que nos ofrecen los sentidos, saben que en el silencio algo se manifiesta, saben que ya no pueden postergar su busqueda interior, saben que la honestidad consigo mismo es fundamental y ese saber no es conocimiento. Es, ante todo, un estado que hay que cultivar.
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