Ayer hice el amor con mi enamorada. Espero que este blog no sea leído por cucufatos o cucufatas. Hacer el amor es una de las cosas que más me gusta hacer. Digamos que soy, modestia a parte, un sexopata moderado. Bueno, lo admito, soy un sexopata. Aunque en nuestro país es tan normal hacer corrupción y todo un tabu hablar de sexo; yo prefiero, de todas maneras, hacer el amor que la corrupción. Claro, quizás digas: y a mí que diablos me importa lo que haces. Bueno, en todo caso, yo escribo para relajarme, no espero lectores o cualquier otra cosa. Simplemente, escribo y eso es todo. Sigamos. Ella, mi pareja, me dió una linda sorpresa, vino con sus medias y sus portaligas y, la parte más exótica, una tanga que dibujaba un triángulo isóceles de una área, aproximadamente, 6 cm. La contemplé en silencio, acaricié su piel lentamente, sentí en mi tanto los detalles de su lenceria y, sobre todo, de sus labios. Y, claro, comencé la danza, la danza del amor, de la poesía(yo consideró poesía al sexo con amor). Nos descubrimos una vez más. Nos exploramos sin cesar. Nos vivimos al compaz de nuestros suspiros. Liberamos nuestra locura y nuestro calor. Tres o más horas después (asi dura, por lo general, nuestra danza), nos bañamos juntos en la ducha. Qué linda escena. Jaboné sus caderas, su cintura, sus senos, su piel y todo su cuerpo. Luego nos cambiamos y nos fuimos a comer pollo a la brasa. Caminamos por las calles de Trujillo muy relajados, la di muchos besos y abrazos. La fui a dejar en su casa y quedamos en vernos muy pronto(martes 12). La quiero mucho. Todo lo que necesitas es amor(Krishna).
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