viernes, 21 de agosto de 2009

CÍR-CULO


Se escribe con tinta. Sí, es cierto. Pero también se escribe con sangre. Me explico. Mejor no. Nietzsche ya lo explico. Sólo tiene que acostumbrarce a las metáforas y a los golpes del martillo y, claro, descucufatizarse de una vez por todas. Me explico. Mejor no. Además él, ecce hommo, ama a los hombres que escriben con sangre. No, lector chabacano, no es que él sea gay. Hay seres, muy pocos, que escriben con temblor y temor. Tratan de arrancar voces y misterios a las palabras. Kierkegaard, sí. Un hueso duro de roer. Son cosas huracanadas y silenciosas. Tiene temblor y temor, no. Hay mucha valentía entre sus palabras. Hay que estar con los intestinos bien puestos y tratar de tentar al universo. Intenta. Se escribe también con semen. Espero que no piense en hacerce la paja. No. Escribir con semen no es fácil. Se necesita cierta preparación: vivir y, claro, morir. Ya, se acabo. Chau. Tengo sueño.

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